Por Monty - Javier Fernandez Montijano
TRANSPYR 2015: Un sueño, una aventura.
Antes de nada, quiero felicitar a Ivan (mi compañero de fatigas) por su excelente estado de forma (cuidado Nens, esta intratable…) y agradecerle que me esperara en la cima de cada subida o rampa infernal para continuar juntos la ruta.
Sin duda esta es una ruta “destroyer”, destruyes tu cuerpo (el culo, las ampollas de los pies, los “tatuajes” de la ruta – me queme el gemelo con el disco trasero -, las ampollas en los puentes de las orejas donde apoyan las gafas, arañazos – ríete de los de Collserola, etc…). Destruyes la bici (cadena, platos, frenos, ruedas,….todo sufre mogollón), habida cuenta que es territorio “comanche” y “guerrillero” donde no hay respiro para ti ni tu bici.
Salimos 270 locos el primer día y llegamos 200 el último ya que hubo bastantes abandonos.
La gente se retira por las durísimas subidas, por las técnicas y largas bajada, por el calor, por la deshidratación, porque el medico les saca de la competición “tu no sigues mañana en la Transpyr”, por problemas mecánicos, etc., incluso alguno fue descalificado por subirse a un coche solo 400m para descansar, lo que da una imagen del tipo de carrera que es.
Para mí, la Transpyr es una de las mejores rutas por ser autentico MTB con subidas infernales, bajadas radicales y llanos inacabables, por tanto, debes moverte bien en todas las disciplinas para terminar con éxito.
Es una carrera donde muchos luchamos contra el corte del 3er avituallamiento que te imposibilitaría seguir. Es una carrera mental porque luchas contra tu peor enemigo: Tú mismo. Es una carrera porque luchas contra los elementos: las piedras, las raíces, las caídas, los “reguetones”, los acantilados, las rampas infernales.
DIA 1: Roses – Camprodon (120km – 2.100m)
Un hermoso día amanece en Roses lo que no que no nos permite imaginar el infierno climatológico que la ruta nos depara. A las 7.30h ya estamos Ivan y yo en la salida y, acongoja ver la cantidad de piernas depiladas, tíos más secos y enjutos que las momias y bicis pros rígidas y dobles. “Estos nos van a quitar las pegatinas de la bici.” pensábamos.
La ruta empieza suave y los primeros 30km son casi planos, eso sí, a ritmo de copa del mundo. A partir de ahí, empieza un sube y baja con rampas cada vez más exigentes y, como y el ritmo no baja, el desgaste empieza. A partir de las 10.00h el calor es la tónica general y los termómetros suben y suben sin piedad. Comienza el calvario y desde aquí hasta Hondarribia (última etapa y llegada) la boca seca nos acompañara en cada pedalada, en cada metro todos los días.
Vamos avanzando bien hasta que, producto de una profunda deshidratación, empiezo a sentir unos sospechosos calambres que comienzan a ser insoportables antes del último avituallamiento en el kilómetro 91. Pasamos el corte del último avituallamiento y a pocos metros los calambres ya son de 1 minuto donde aprietas los dientes y los puños del manillar y solo te queda llorar de rabia, impotencia y dolor. “Retroceder nunca, rendirse jamás” cuantas veces has leído esta frase, pues ahora la vas a usar porque solo te queda empujar la bici y caminar para alcanzar la meta antes del cierre de llegada. “Dosificación, la ley del mínimo esfuerzo en cada pedalada, un pedaleo redondo, suave y constante, ya queda menos, enfócate solo en la próxima rampa, ya estamos arriba….” son palabras y mantras que me repito minuto a minuto para gestionar el dolor. En un single track, un samaritano, Ramon, me da una pastilla de potasio sublingual que me mejora y me ayuda a llegar a la meta no sin muchos problemas y dolores. Este es el espíritu Transpyr que nos habían contado.
Llegamos y nos tiramos directos al rio de Camprodon donde el agua helada es el mejor bálsamo para nuestras piernas en un día como este. Una cervecita sin alcohol reparadora con Per frente al hotel (gracias Per por venir) y muchas sales nos ayudan a recuperar.
Terrible noticia nos comunican en la pasta party: Ha fallecido un participante debido a una deshidratación profunda y un accidente. Nos quedamos mudos todos.
DIA 2: Camprodon – La Seu D’Urgell (115km – 2.300m)
Ruta dura a pesar de que solo son 115km ya que hay dos subidas míticas y rompedoras: los primeros 14km de subida a la Collada Verda (1.610m) y la gran subida a La Molina (1.925m). Dos dientes de sierra que castigan las piernas, y el culo que ya lleva aquí 170km entre ayer y hoy, con un calor Sevillano y un ambiente seco como Jaén a las 3 de la tarde. La temperatura infernal nos seca la boca tras cada trago del camelback, llegando a beberte 3,5 litros en 30km sin problemas.
Del km 70 hasta el 115 de la llegada el perfil marca una suave bajada pero no te engañes, aquí hay más mala leche que cuando el Keru sonríe y te dice” vamos mejor por aquí que hay un corte”,…échate a temblar. Bastantes rampas cortas pero muy duras son parte de este perfil de “bajada” lo que nos obliga a exprimir las piernas para llegar a la Seu D’Urgell.
DIA 3: La Seu D’Urgell – Pont de Suert (120km – 3.000m)
La etapa reina de la prueba con varios picos de sierra, el primero una subida de 30km y con 1.300m de ascensión sin descanso y luego una vertiginosa y técnica bajada a 600m, una nueva subida al precioso lago Montcortés, mas bajada técnica y un último pico a 1.400m en el km 97. Desde allí a la llegada en el 120, un sube y baja de rampas largas y duras y un descenso final (con algún regalito en forma de rampón) para llegar a Pont de Suert. Aquí ya el culo está más rojo que turista ingles en Magaluf y, aunque sigues sentándote en el sillín para pedalear, te levantas lo más posible sobre los pedales para aliviar la presión y después los primeros 5 segundos que te sientas son insoportables. Más calor, más sed, más sensación de horno panadero, el clima pasa factura a todos los corredores pero los que peor lo llevan son los nórdicos que tienen la cara desdibujada y a más de uno los vómitos le impiden continuar.
DIA 4: Pont de Suert – Ainsa (95km – 2.800m)
Ya estamos en el Pirineo Aragonés por la hermosa comarca de Ribagorza y Turbón (acordaos de la Epic que hicimos por aquí). Empezamos subiendo, para variar, desde 800m hasta 1.650m en 25km, con constantes durísimas rampas de ascenso y bajadas rápidas y cortas que no te permiten descansar nada. En la Transpyr, si te relajas mucho bajado o te despistas te llevas todas las papeletas para el accidente. Esta ruta no perdona.
Otra subida larga y dura hasta bordear la hermosa Peña Montañesa con sus increíbles vistas, a 1.600m y el Km 75, y desde allí una corta bajada por pista forestal hasta un corte donde empieza un single track maravilloso y que Ivan y yo exprimimos al máximo con bastantes gritos de placer, a pesar de terminar con las manos colapsadas y los frenos al rojo. Sigue la diversión, sigue el caminito y, al final, nos encontramos, como era habitual en algunas partes de todas las etapas, a varios fotógrafos estratégicamente colocados que por unos momentos te hacen creerte un profesional y donde, obviamente, pones cara y pose de foto. Unas rampas más propias de un campillo de BMX y unos toboganes dan el toque final de lujo a esta bajada orgásmica.
DIA 5: Ainsa – Jaca (95km – 2.400m)
Empezamos remontando el rio Ara que nos va calentando las piernas para la larguísima y dura subida a Oturia, en realidad son 57km de subida para llegar a 1.650m, y desde donde se puede ver una vista del valle impresionante. Una vez allí, la organización (muy bien organizada todo hay que decirlo) te lleva al acantilado y te enfila hasta el comienzo de un salvaje caminito de bajad. Una vez en el principio de este caminito de bajada, alguien de la organización te dice “Prohibido subirte a la bici hasta que llegues al próximo control de bajada”. “Sí que son exagerados estos tíos…”, pues no. El acantilado de 300m que tienes a pocos centímetros de la huella del camino, sin árboles o ramas que te salvaran en caso de error, es la razón de tanta precaución. Un rato después llegas al control de bajada donde te dicen “desde aquí ya puedes bajar montado, pero es tu responsabilidad”. Una larguísima bajada súper técnica, llena de piedras donde a veces parece que estás haciendo speedway, donde los frenos lloran y suplican perdón, con escalones colseroleros y mucha arena suelta, son los ingredientes de una bajada maravillosa y algunas veces, un tanto inconsciente en la tracción. Mucha gente baja caminando con la bici con cara de pocos amigos pensando “cuando acabara esto”, nosotros disfrutamos como enanos hasta Sabiñanigo.
DIA 6: JACA – BURGUETE/RONCESVALLES (137km – 2.600m)
Un marco incomparable como la ciudadela de Jaca nos da la salida y algunos de los “pros” que vimos en la salida del día 1 ahora nos despiden pues se han retirado, es la otra cara de la Transpyr.
Etapa inédita en la Transpyr, donde entramos en el hermoso pirineo Navarro y que hasta el km 80 es una concatenación de rampas de subida y de bajada y donde el término “rampa de subida” se redefine en “rampón infernal con mala leche”.
A partir del km 80 y después del 2º avituallamiento en Burgui, 3 dientes de sierra de 57km con subidas y bajadas más largas nos anuncian que nos acercamos al atlántico y un progresivo cambio de paisaje del pirineo Aragonés al pirineo Navarro se muestra con hermosos bosques de hayedos y prados de vegetación exuberante.
Al ser 137km y el día 6, esta etapa pasa factura en el pelotón y algunos compañeros de fatigas no consiguen llegar al avituallamiento 3 en Abaurrepea (km 118) antes del corte y son descalificados. Llegamos a la hermosa Roncesvalles.
DIA 7: RONCESVALLES – HONDARRIBIA (95km – 2.000m)
Última etapa…¡¡¡ no me lo puedo creer!!!
No te confíes, ya los primeros 5km son de subida a 1.200m (para calentar) y desde allí una bajada fantástica de 14km hasta los 400m y, por ser el último día, se empalma con un detallito de la organización “El Muro”: 400m de ascensión en 2km con piedras, riachuelos, zanjas y raíces en un bosque mágico y embrujado.
Después del 1er avituallamiento en Erratzu y casi todo el resto del día continúa con constantes subidas y bajadas donde, en las subidas se han tomado muy en serio eso de “el camino más corto entre dos puntos es la línea recta” y “para que zigzaguear si se puede subir recto”. Es por esto que vemos una fila interminable de ciclistas empujando la bici para superar estas brutales rampas y que incluso se han de parar de cuando en cuando para recobrar el aire y las fuerzas. Y en realidad todo esto ya da igual, ya hueles el Cantábrico, ya sabes que te queda muy poco, ya solo piensas en todo lo que has conseguido y hasta dónde has llegado tu solo y tu bicicleta. Aun así, no debes bajas la guardia porque una caída, un fallo mecánico puede echar al traste tus sueños a pocos kilómetros de Hondarribia.
Segundo avituallamiento en Lizarrieta, enderezar un disco que no permite avanzar a otro ciclista o darle unas pastillas de freno a uno que las ha perdido, son solo dos momentos Transpyr, hoy por ti y mañana por mí.
Ya en el km 83 entramos en la civilización después de 6 días de pasión, dolor, sed, cansancio, alegrías y penas.
Ya estas a 12 km de la gloria que se llama Hondarribia y ya por fin todo es plano y fácil. Aun así, en algún momento pensé “seguro que nos meten un rampón de última hora de despedida” y, gracias a Dios, me equivoque. Un laberinto de carreteras y calles nos marean y el ansia de llegar no nos desvía de la emoción que empezamos a sentir metro a metro. Parece que nunca llega la meta al final del paseo marítimo de Hondarribia, pero después de 800km y 20.000m un kilómetro más o menos es insignificante.
“Allí esta, ya estamos, lo hemos conseguido,….”. Ivan y yo entramos juntos y abrazados a la meta. Una mezcla de emoción y sentimientos contenidos te desborda. Rostros desgastados, brazos quemados, cuerpos adelgazados y muy castigados y, a la vez, felicidad y pasión, un coctel que solo puedes conseguir en este tipo de aventuras.
Pero este chute de medicina vital solo calma el virus de la bicicleta por un rato y, ya sentado en el césped a la espera de la entrega del maillot y el diploma, el virus se refuerza como como una potente gripe y empiezas a pensar “cuál es el próximo reto, cual es la próxima aventura”.
Bendito virus.
Javier Fernandez Montijano